Reseña: No te escondo nada - Sylvia Day

Título: No te escondo nada (Crossfire 1)
Autor: Sylvia Day
Editorial:Espasa
Encuadernación: Tapa blanda con solapas / Libro enseñado en Inquilino Novato 8
Nº páginas: 430
Precio: 17'90 €

Sipnosis:


















Eva es nueva en Manhattan. Junto a su mejor amigo Cary, está dispuesta a empezar de cero y alejarse de su controladora y excesivamente preocupada madre. ¿No tiene ya edad suficiente como para disponer de un poco de intimidad?

Pronto empieza su trabajo de becaria, y para asegurarse de que ese día irá sobre ruedas, decide acercarse al edificio para echar una ojeada. Allí se encuentra con un joven atractivo que la hace caerse de espaldas. Una mirada azul y felina, cabello negro y aura peligrosa...¡Madre mía! De repente hace mucho calor ¿no? Menos mal que no tendrá que encontrarse a ese hombre todos los días. Lo mismo podría sufrir un cortocircuito.

Ohhh, mala suerte que ese bombón resulte ser su jefe, y que dé la casualidad de que él no esté dispuesto a dejar escapar a la nueva becaria, que contra todo pronóstico le atrae como un imán...



"Vaya, vaya, vaya ¿Con qué tú también has caído, no Celia?" Ejem, sí, me resistía a leer algo de este género erótico que ya tenemos hasta en la sopa, pero al final la curiosidad puede, y ya iba siendo hora de dar mi opinión sobre el tema con objetividad (o por lo menos eso pretendo).

No es la primera vez que leo libros que contengan partes subiditas de tono. Parece que antes de "Cincuenta sombras de Grey" el sexo en los libros no existía..."Ohhh ¿Cómo? ¿Sexo en un libro? ¡¡Innovación!! ¡¡¡Si hasta aparece la palabra pene!!!" Pero alma de cántaro...que ésto no es nuevo, en los libros de romántica adulta (por ejemplo) también se pueden encontrar partes calentorras...aunque reconozco que en menor medida.

Mi experiencia con este libro ha sido un poco, cómo decirlo, exasperante. Más o menos sabía dónde me metía, ahora no puedo hacerme la inocente, pero la verdad es que tampoco me esperaba ésto. Pero vayamos paso a paso.

El principio del libro no está mal. La autora empieza presentándonos a Eva y a su mejor amigo Cary. Esperad, esperad, un momento por favor, quiero hacer un inciso:¿Cary? ¿Qué clase de nombre es ése? A lo mejor en el extranjero el nombre es de lo más común, pero aunque con el paso de las páginas acabé por aconstumbrarme y verlo incluso normal, hay que reconocer que recuerda un poco a los típicos motes cariñosos que empleamos para llamar a nuestras parejas. ¡No hagáis como si no supiérais de lo que hablo! ¡Confesad! Sí, esos motes de los que te dan vergüenza ajena cuando se los escuchas decir a alguien y que no se sabe por qué (misterios de la vida) acabas soltando tú tan fresco cuando te echas pareja. Churri, cari, chiqui, peque, etc (que yo me pregunto: "Si cari es diminutivo de "cariño", chiqui de "chiquito", peque de "pequeño"...¿Churri de qué es? ¿Diminutivo de "churrito"? Siempre me ha quedado la duda.) La cosa es que yo llamo a mi pareja "cari"(en mi defenza diré que empezó en broma, pero al final se quedó, qué le vamos a hacer...), y claro, cada vez que salía el personaje de Cary, pues me entraba la risa floja.
Pero bueno, ésto es a título personal. Lo mismo a vosotros no os pasa.



¿Por dónde iba? Ah, sí. La cosa es que la historia empieza bien. Nos encontramos a una Eva y a un Cary de mudanza. Ambos son buenísimos amigos, y no ven inconveniente en compartir piso. Los dos han vivido una experiencia dolorosa que los marcó de por vida, de hecho debido a ella se conocieron, así que sienten que se conocen bien y que se comprenden. Hasta ahí bien. La cosa empezó a chirriarme cuando Eva y Gideon se conocen por primera vez.

Gideon es un joven que, pese a tener veintitantos años, ya es dueño de casi medio Manhattan. Vale, igual exagero, pero casi. Está aconstumbrado a tener todo lo que quiera. Con razón a llegado tan alto tan joven, porque no se rinde a la primera (ni a la segunda, ni a la tercera...), así que está dispuesto a cualquier cosa con tal de llevarse a la cama a la sexy nueva becaria.

Pero es que la becaria...¡Ay la becaria! Lleva dos segundos de haberlo visto por primera vez (Y no exagero. Dos segundos) y tras un par de palabras que Gideon suelta por esa boquita, la tía asegura, y cito textualmente: "Se me ocurrió que podría tener un orgasmo simplemente oyéndole hablar"(En serio, qué desilución, la voz de mi cari no me ha producido nunca un orgasmo...¿Estaré realmente con mi media naranja?) O tal vez es que Eva, por el tema de la mudanza y tal, no encuentra su "juguetito", y la pobre encuentra estimulante hasta la voz de "El monstruo de las galletas", quien sabe.



Luego tenemos el típico toma y daca. Eva tiene orgasmos con la voz de Gideon, pero cuando Gideon le propone un plan guarrindongo ella se hace la ofendida y tal. Asi que Gideon empieza a acosarla. Sí, a acosarla. Quizá a mucha gente (¡oye! que cada uno es libre de pensar como quiera) piense que éso es romántico, estimulante y emocionante, pero a mí Gideon me olía a chamusquina. Le pincha las llamadas a Eva, investiga su pasado, etc, etc. Me pregunto qué hubiera sucedido si Gideon no hubiera sido rico y guapo, si en vez de éso hubiera sido un don nadie, barrigudo, con papada y con manchas de salsa alioli en la camiseta...Seguro que a Eva le hubiera resultado diferente.

Así que ése fue el principal problema de que el libro no me gustara tanto como esperaba: el lado acosador, posesivo y celoso de Gideon. Luego está también la personalidad de Eva: se ofende cuando Gideon la acosa y la controla, pero en cuanto lo tiene delante le tiemblan las piernas como la mantequilla.

Y bueno, un libro erótico es lo que tiene, pero acabaron por cansarme tantas escenas de sexo. Cada dos páginas estaban dándole al lío, y ya me resultaba todo muy repetitivo. Pero bueno, entre tantas escenas de sexo existe una pequeña trama que gira en torno a varios secretos que guardan los protagonistas, y éso hizo que el interés en la historia siguiera presente.



PUNTUACIÓN:  6'50 / 10